Esta parashá se titula: “Tzav” cuya traducción es “Orden o Mandamiento”
Viene de una raíz que contiene la idea de un imperativo por necesidad real, verdadera, que tiene una razón. Es como cuando un padre le ordena algo al niño, como tomarse una medicina, porque de lo contrario moriría.
Los mandamientos del Eterno son para vivirlos. No son para repetirlos meramente y sin sentido; debemos experimentar cada expresión que pronunciamos, internalizarlo y permitir que sea parte de nuestra vida, que enriquezca nuestra relación y conocimiento del Eterno.
Esto se manifiesta por medio de la conducta, el carácter, los deseos, porque afecta al ser humano íntegramente. Los korbanot representan los medios de gracia del Eterno para acercarnos a El.
El sacrificio de Yeshúa Ha Mashiaj es la revelación que persigue como fin todos estos mandamientos; por tal razón ni una “iot”, ni una “tilde” pasara hasta que lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Elohim, a un varón perfecto a la medida de la estatura de la plenitud de Mashiaj. Así que hermanos, permitamos que Yeshúa Ha Mashiaj sea formado en nosotros. Eso se logrará por medio de una entrega incondicional a El.
Biblia (Levítico 6:8 y 9) – Toráh (Vayikrá 6:1 y 2)
• La orden viene del Eterno y es irrevocable y permanente.
Apocalipsis 3:16 y 3: 19 al 22 – El Señor pide entrega total y permanente, la tibieza o entrega mediocre no es aceptada por Adonaí.
Biblia (Levítico 6:10 al 13) – Toráh (Vayikrá 6:3 al 6)
• El fuego debe arder continuamente, no puede apagarse.
Cada día debe ser una oportunidad para servir al Eterno, para obedecerlo y cumplir Sus mandamientos. No basta que usted obedeciera ayer. La obediencia de ayer fue válida para ayer. Hoy hay que orar otra vez, amar otra vez, servir otra vez, obedecer otra vez.
El trabajo de cada día hay que hacerlo con fuerzas renovadas, con la frescura de la primera vez. Pensar que ya hemos servido suficiente y que ahora ya no hay que servir más, es un pensamiento contrario a la Toráh.
Salmo 1:1 al 3 – El justo debe vivir La Toráh del Eterno de día y de noche (permanente) y los resultados son asombrosos.
Jeremías 23:29 – La Torah es el fuego que debe arder continuamente para quebrantar y transformar nuestro corazón de piedra.
Mateo 3:11 y 12 – La Toráh viviente (Yeshúa Ha Mashiaj) es el fuego que nos purifica con su Espíritu Santo y debemos hacer arder continuamente Su Palabra en nosotros, para transformar nuestro corazón.
• Sacará las cenizas fuera del campamento a un lugar limpio.
La ceniza (lo que se hizo ayer) tiene que ser quitada del altar y colocar en él ofrenda nueva cada día. El Eterno ordenó a Moshé que el más mínimo recuerdo del sacrificio de ayer debía ser removido del altar para que un nuevo y fresco sacrificio diario pudiera ser levantado.
Al tratar con las cosas del pasado, Aarón y sus hijos debían quitarse las ropas del continuo sacrificio y usar las otras ropas (6:11 esto es, las ropas sencillas que se identifican con lo realizado, nunca las ropas de lino fino que deben ser usadas para el sacrificio diario.
Ciertamente que no debemos olvidar el pasado y el Eterno tampoco olvidará el trabajo que hemos hecho en el ayer para Su causa, pero las cosas que hemos hecho son como las cenizas.
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